El restaurante Ciro celebra su octavo aniversario

por | Abr 13, 2019 | Actualidad | 0 Comentarios

Ciro es mucho más que uno de los enclaves gastronómicos de Valencia, es un restaurante que respira pasión, innovación y atrevimiento a partes iguales y los culpables de que exista este oasis culinario en el corazón de Campanar son el matrimonio formado por Julio Colomer e Inés Manzanera, él en los fogones y ella como sumiller.

La clave de su éxito se sostiene sobre tres pilares, un producto de calidad de mercado y lonja, el de la experiencia y el conocimiento profundo de lo que implica tener un restaurante, haciendo gala al significado completo de esta palabra, o lo que es lo mismo, ser consciente de que la cocina y la sala tienen que hablar el mismo lenguaje, para que el comensal se sienta feliz, se sienta como en casa;  Y estos ingredientes han configurado una empresa que hoy celebra su octavo aniversario, el cuarto en la ubicación  actual en la calle Rascanya y de su #Creviñam, porque la forma del entender la cocina hace que tengan una denominación propia.

Se conocieron en Pelegrí sin saber que la vida profesional y laboral les uniría. Inés siempre ha sido una profesional en constante aprendizaje, Julio relata que siempre la veía entre libros para formarse como sommelier. Sus primeros años fueron de aprendizaje en locales de toda España, estaban ávidos de superarse en una profesión que les apasiona, y la calidad de su propuesta gastronómica y vitivinícola, dan muestras sobradas de que lo han conseguido.

Julio Colomer pasó por restaurantes como el de Miquel Ruiz en Moraira, el de Rafa Morales en Sevilla y Casa Alfonso; e Inés aunque en un principio se fue también a Sevilla, pronto recibió la llamada de Pitu Roca para ir a trabajar al Celler de Can Roca, y eso obligo a que tuvieran que verse a mitad camino, en más de una ocasión

 

Pero llegó su hija mayor y con ella el momento de echar raíces. Desde el primer momento le echaron el ojo al local donde se encuentra Ciro actualmente, pero no era el momento idóneo, así que empezaron en una cafetería cercana, Inés con vértigo porque el país estaba en plena crisis económica, Julio con el convencimiento de que era el principio de mucho, pero en cualquier caso, ambos con mucha honestidad.

El negocio fue un éxito, y con el paso de los años y la llegada de sus hijo menor, llegó la oportunidad de dar el salto a un local más grande, al que siempre tuvieron en mente y que desde hace cuatro años es uno de los restaurantes más destacados de esta ciudad, donde el cliente siempre se marcha con ganas de volver.

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