Artículo de Opinión por José Luis Pichardo- Director Intermediario.net
Los numerosos contratiempos y la incertidumbre cada vez más presente, a la que se está enfrentando Ford en particular, con el futuro de la planta de Almussafes y el resto de la automoción en general, nos lleva inevitablemente, a pensar si el sector puede sufrir la gran transformación que lleva años esperando, y sobre todo, experimentando.
Esas dos palabras, esperar y experimentar, resumen como el automóvil, gran protagonista del transporte en el pasado siglo XX y lo que llevamos del XXI vive posiblemente uno de los episodios más controvertidos de su dilatada historia.
Y decimos, esperar y experimentar, porque las marcas llevan años trabajando en el proceso de transformación de los clásicos motores térmicos, que funcionan a gasolina y gasoil, o también a gas, adaptados, por modelos híbridos o eléctricos, que de entrada generan menor consumo, y por tanto, disminuyen el impacto en el medio ambiente.
Prueba de ello, es que ya tenemos modelos que son híbridos cien por cien, híbridos enchufables o totalmente eléctricos desde hace años.
Sin embargo, a pesar de la innovación y ahorro que suponen, desde el menor uso de combustibles derivados del petróleo hasta un menor coste en materia de impuestos, por una u otra razón no terminan de calar en el mercado.
Y esa es la base, evidentemente, de todo el problema de base: que no se cumple el principio de mercado de la Ley de la Oferta y la Demanda.
Es decir, cualquier marca puede sacar muchos modelos a la venta, y de hecho, hay ya un número considerable rodando por nuestras carreteras de híbridos y eléctricos, pero si esa oferta no es absorbida por la demanda, poco más se puede decir en favor de los fabricantes de automóviles.
Un argumento que esgrime con un profundo conocimiento de la situación, el CEO de Endurance, Ander Muelas, cuya actividad se ciñe en la creación y montaje de baterías.
Por ello, a Ford, por ejemplo, le puede dar “igual”, si aplica un ERE que un ERTE que si afecta a 1.600 que a 1.000 o a 500 trabajadores, o si deja a partes de su plantilla con planes de “repesca” para dentro de tres años. Sí, para dentro de tres años! si la coyuntura de ventas de automóviles no cambia, impulsada por las consumidores.
De hecho, alguien puede imaginarse cómo estará la industria del automóvil en particular, y la de otros sectores en general dentro de 3, 4 o 5 años, cuando los cambios tecnológicos en la actualidad ya avanzan a velocidad de vértigo…
La respuesta certera es improbable, porque nadie lo sabe. Pero lo que el mercado del automóvil europeo si que detecta en 2024, porque es una realidad, es el imparable aterrizaje de los fabricantes chinos en la UE con grupos fuertes de automoción que traen un ramillete importante de motorizaciones.
Y entre ellos, destacan los modelos cien por cien eléctricos debido al desarrollo con líneas claras, valorando que han tenido el respaldo del gobierno chino, pero insisto, con las ideas claras por parte de los fabricantes.
Y el suficiente potencial para llegar y crecer en un mercado como el europeo, impulsados por el viento de cola de su creciente industria y ventas en China, tal y como valora Ander Muelas, CEO de Endurance.
Sin embargo, en la UE durante los últimos años, las grandes marcas siguen deshojando la margarita hasta el punto de que Jaguar o Mercedes dicen apostar ya por los eléctricos, mientras que Ford, asentada en Almussafes desde hace 40 años, sigue pensando que modelo fabricará en 2027!!.
Así, la situación de la histórica factoría de Almussafes es de una incertidumbre absoluta, por la parte que nos atañe a los valencianos en particular, y del resto de marcas que han hecho de España el segundo hub de productores de vehículos más importante de Europa, salvo que el mercado vire hacia ventas masivas de vehículos eléctricos o híbridos.
O dicho de otra manera, resulta muy difícil vaticinar cuál puede ser la esperanza de vida de la factoría valenciana, cuando los grupos chinos BYD o Chery ya están aquí con vehículos y precios muy competitivos o incluso comprando plantas como el caso de la antigua fábrica de Nissan en Barcelona.
Una estrategia clave, porque les permite desarrollar vehículos en suelo europeo, librándose así del incremento del 38% de los aranceles, como ya hacen con marcas como MG o Volvo desde hace años.
De hecho, esta situación de mercado, que virará en contra de la industria cárnica española, sobre todo del cerdo, por los aranceles crecientes que el gigante asiático ya ha anunciado, muestra que más que políticas proteccionistas lo que debe hacer cualquier gobierno es adelantarse a los acontecimientos.
Y esto es algo que la UE, con el mayor hub de automóviles del mundo ni ha hecho, ni va a poder competir a corto plazo en precios por motorizaciones y equipamientos frente a unos grupos chinos que si vislumbraron las necesidades del mercado de 2024, pero hace algunos años, con la ventaja competitiva que ello supone en un mercado global cada vez más flexible y exigente.